jueves, 17 de noviembre de 2011

La expansión del comercio medieval

A la hora de hablar del comercio en la Edad Media hay que tener en cuenta un "antes" y un "después" que podría datarse en el renacer cultural, económico y social acaecido en el siglo XI. Hasta la undécima centuria el comercio había tenido escasa actividad desde la caía del Imperio Romano de Occidente. Las sociedades en la Alta Edad Media estaban bastante cerradas y aunque no completamente, lo cierto que existía una casi mayoritaria economía de autarquía y autoabastecimiento.
Esta situación del comercio medieval va a cambiar a partir del citado siglo XI, en el contexto de las cruzadas momento en que se reimpulsa la importancia de las ciudades y éstas se hacen más populosas. No hay que olvidar que las ciudades desempeñaron un papel muy importante en la Europa medieval como centros de enseñanza, de gobierno y de religión. Pero sobre todo fueron lugares clave para un nuevo sistema comercial sin el cual, probablemente, nunca hubieran nacido.

El Comercio Internacional con Asia
A pesar de la citada depresión económica de los primeros siglos altomedievales, es cierto que no había desaparecido completamente la demanda de artículos de lujo y especias procedentes de Oriente, como seda o pimienta. Estos valiosos productos procedían de distintos lugares de Asía y tenían como escala las poderosas ciudades de Constantinopla (imperio Bizantino) y Alejandría (Egipto) desde donde partían -en pequeña escala- a otras metas de la geografía europea.
Pero es a partir del siglo XII y el fortalecimiento de las ciudades costeras italianas como Venecia, Pisa, Palermo y Génova cuando se reactiva intensamente el comercio con Oriente. El interés medieval por asegurar rutas rápidas y seguras para proveerse de las riquezas de asiáticas y buscar alternativas más baratas y rápidas para la tradicional "Ruta de la Seda" marca todos los siglos de la Baja Edad Media. No es necesario insistir en este aspecto pues es de todos conocidos los intentos portugueses durante el siglo XV por acceder a Asia rodeando el continente africano por el sur o el mismo anhelo del propio Cristóbal Colón en llegar a Asia rodeando el esférico mundo, en sentido contrario a las rutas convencionales.
A este interés de acercar Oriente con Occidente no es ajeno el impacto causado por los productos traídos reales y las invenciones contadas por Marco Polo es sus aventuras asiáticas del siglo XIII.

Comercio europeo
Toda Europa empezó a verse afectada también por la expansión del comercio internacional. Flandes (actual Holanda) importaba lana española (por los puertos del Cantábrico) e inglesa, y vendía luego los tejidos acabados en muchos lugares de Europa. Hacia 1190 se había creado así un importante vínculo comercial con las ciudades del norte de Italia, pues los tejidos flamencos se vendían al por mayor a los mercaderes italianos.

Durante el siglo XIII prosiguió la expansión. Hacia 1167, se reunieron un total de 26 Ciudades (algunas era ciudades-Estado)  del Norte de Italia, entre las que destacan Milán, Cremona, Mantua, Bérgamo, Brescia, Plasencia, Bolonia, Padua, Treviso, Vicenza, Verona, Lodi , Parma y Venecia. Posteriormente se unieron otras cuatro ciudades más, hasta formar un total de 30. El propósito inicial de la Liga era combatir la política de Federico I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que en aquel momento reclamaba el control total sobre el norte de Italia. Posteriormente sirvió como plataforma segura para desarrollar un comercio mucho más reglamentado entre los distintos mercaderes que conformaban la liga.
En el Báltico, las ciudades más poderosas se unieron en una federación política y comercial, la denominada Liga Hanseática. Si bien creada con fines defensivos para proteger los privilegios obtenidos por los alemanes en el Báltico durante el siglo XIII, así como para eliminar a posibles rivales, era un fiel reflejo de las enormes riquezas y poderío de que disfrutaban las ciudades.

La crisis comercial, los descubrimientos y el comercio moderno
En Asia, la caída del imperio mongol obstaculizó el funcionamiento de las rutas comerciales y frenó la intervención directa de los mercaderes europeos en el comercio asiático. Con el fracaso de las cruzadas, casi todos los puertos del Mediterráneo oriental cayeron en poder de los musulmanes, y la expansión del imperio otomano monopolizó en manos turcas el comercio entre Asia y Europa. Hasta el final de la Edad Media, el comercio de larga distancia permaneció en manos de las ciudades italianas y alemanas, que habían sido también las pioneras tanto en el Mediterráneo como en el Báltico.
Como es lógico, esta situación no satisfacía a las potencias ribereñas del Atlántico, lo que propició, como se mencionó anteriormente, que se buscaran rutas alternativas para alcanzar los puertos asiáticos. Por su parte, los portugueses se mostraron particularmente activos en la exploración de los océanos con la esperanza de encontrar una ruta que les diera acceso directo al comercio de especias de Oriente.
Fruto de ello, en el año 1498, Vasco de Gama logró rodear el continente africano por el cabo de Buena Esperanza y llegar hasta la ciudad hindú de Calcuta. Unos pocos años antes, Cristóbal Colón descubrió América casualmente mientras perseguía el mismo destino que el portugués.
Ambas expediciones habían sido estimuladas por las ideas y los problemas comerciales de la Edad Media. Al mismo tiempo, preludiaban una nueva relación que marcaría la pauta en las actividades mercantiles y que afectaría profundamente al desarrollo cultural del mundo moderno.

Preguntas:
 1)    ¿Qué eran? Y ¿Qué función cumplían las Ligas Hanseática y Lombarda?

2) ¿por qué los europeos hacían un gran esfuerzo de buscar rutas seguras hacia los mercados de Oriente? 

3)  ¿Cuál fue el impacto para el comercio en el mediterráneo, la irrupción del imperio Turco Otomano?

4) ve el siguiente vídeo y luego responde: a) ¿qué fue la peste Negra? 
 ¿qué relación tubo la expansión del comercio con la propagación de la peste negra?


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sábado, 1 de octubre de 2011

Justiniano: a la conquista de Occidente

Señor del Imperio Romano de Oriente, la ambición de Justiniano fue arrebatar a los bárbaros los terrenos que habían ocupado en occidente, para restaurar el imperio Romano en toda su gloria.

“Viéndote sobre el cerco de la luna/ triunfar de tanto bárbaro contrario, / ¿Quién no temiera, oh noble Belisario, / qué darías envidia a la propia fortuna?”

Así se preguntaba el poeta español Francisco de Quevedo acerca de Belisario, el gran general  que fue brazo ejecutor de las fulgurantes conquistas de Justiniano en los cuatro rincones del mundo: Italia, África, Hispania, Persia, el Danubio.  Tal vez  su vida y leyenda, su acenso y caída, sean el mejor ejemplo del cambiante mundo Bizantino, donde la rueda de la fortuna podía convertir a una saltimbanqui de Circo en Emperatriz y a un exitoso General en mendigo. Belisario, auténtico Alter ego de Justiniano, cayó en desgracia ante el emperador, quizás por sus posibles ambiciones políticas y, según una leyenda apócrifa, habría acabado sus días mendigando después de que le arrancaran los ojos, un castigo usual en la corte bizantina. Como este personaje casi legendario, la propia época de Justiniano fascina por los veloces cambios de los que fue testigo y que tantas veces llevaron de la gloría al fracaso y viceversa.

La consigna de la época era la “Restauratio Imperii” (la restauración imperial). Los bárbaros se habían apoderado de Roma. Deponiendo a su último emperador: Rómulo Augústulo en el 476, y campaban a sus anchas por todas las prósperas provincias del antiguo  imperio Romano de Occidente. Frente a ellos, Constantinopla (capital del Imperio Romano de Oriente), se erigía a comienzos del siglo VI como símbolo de todo el glorioso pasado del Imperio Romano y el futuro del cristianismo. En ese sentido Constantinopla poseía los medios (soldados, navíos, dinero….)  para emprender la reconquista de occidente perdida a manos de los bárbaros. Sólo faltaba una figura carismática que Aunara el interés político y el fervor religioso para dar inicio  a la gran  aventura de recuperar el imperio. Y ese fue Justiniano.

Nacido en el 482 en la aldea de Iliria de Tauresium  con el nombre de Flavio Pedro Sabacio Justiniano. Al asumir al poder asumió la sagrada misión de restablecer el gastado esplendor de Roma frente a los bárbaros, por un lado, y herejes  y paganos por el otro. Ascendió al trono en abril de 527 junto a su esposa Teodora, una mujer de fuerte personalidad y turbio pasado como actriz de circo, dotada con un gran instinto político. Para llevar a cabo sus planes de restauración imperial supo de rodearse de brillantes personajes, como los incansables generales Belisario y Narsés. El astuto perfecto del pretorio, Juan de Capadocia (actual Turquía); el poeta Pablo Silenciario y los historiadores Procopio y Agatías.


A la conquista de Occidente.
Expansión del imperio Bizantino bajo el reinado del
emperador Justiniano entre los años 527 hasta 565 d.C



  Antes de lanzar sus campañas de reconquistas en Occidente, Justiniano comenzó primero por afianzar y fortalecer su frontera oriental del Imperio, que era hostigada por los persas sasánidas. Para ello envió a su joven y enérgico general Belisario, para que luchara contra el rey Persa Cosroes I. la situación, tras algunos éxitos  y reveces, quedó en tablas y Justiniano acordó en 532una “paz eterna”  que le dejase las manos libres para emprender su programa político en occidente.



Al mando de Belisario, precisamente, una tropa de unos 20.000 hombres desembarcó en el África Vándala en el 533. Encabezada por su rey Genserico, los Vándalos se habían hecho con esta rica provincia de occidente que ahora Belisario arrebató en dos veloces victorias militares. La excusa para la invasión era doble: por un lado Gelimer (rey vándalo de la época) había depuesto al rey pro bizantino Hilderico; por otra los vándalos profesaban la Herejía Arriana y habían perseguido a los cristianos Ortodoxos.


Mosaico donde se ve al Emperador Justiniano (centro) y
el General Belisario (derecha de Justiniano).

Así se inicia la fulgurante campaña de Occidente a cargo de Belisario que había que conducir a la restauración   del imperio por parte de Justiniano. Fue la caída de Cartago (actual Túnez), el 15 de septiembre de 533, la que marcó la estrella ascendente de Belisario y que llevo al derrotado Rey Gelimer encadenado a Constantinopla celebrando su primer gran triunfo. Al punto y sin pausa, Belisario emprendió una cruenta campaña relámpago  contra la Italia Ostrogoda, entrando primero por la isla de Sicilia y finalmente tomando Italia de sur a Norte. Siendo un hito militar de Belisario la entrada triunfal en Roma tras un largo asedio, en 536. De este modo Justiniano logra recuperar la antigua capital del Imperio romano y sede  del papado. Un hecho cargado de simbolismo.

Sin embargo la clave para la conquista de Italia estaba en el control del norte de Italia, en especial en la ciudad de Ravena, futuro centro de poder bizantino en suelo italiano.  Belisario pudo hacer esto realidad en 540, tras derrotar al rey Vitigies, a quien llevo preso en lo que supuso su segunda entrada triunfal en Constantinopla. A pesar de esta garrafal victoria la hegemonía bizantina en Italia no estaba segura ya que en la segunda guerra gótica (541-542) Ravena y Roma caen de nuevo a manos de los ostrogodos.

las razones se pueden definir en el sentido que las instituciones romanas y una mayor convergencia de los intereses de germanos e Italos-romanos, contribuirían a consolidar el reino Ostrogodo de Italia. Si a Justiniano no le había resuelto demasiado costoso aniquilar a los vándalos del norte de África, la dureza de la guerra gótica (535 - 552) demuestra que el reino Ostrogodo poseía unas bases más firmes, pues incluso los itálicos recelaban del dominio bizantino - no podemos ignorar, no obstante, que en plena lucha con los ostrogodos, el persa Cosroes I rompió en 540 la paz firmada poco antes con el emperador Justiniano, invadiendo la provincia bizantina de Siria, lo que sin duda, contribuyo decisiva-mente a alargar la guerra gótica en Italia, al verse obligado los bizantino a enviar parte de sus tropas que estaban luchado en Europa a Siria      

En la conquista definitiva de Italia, entra en escena el hábil diplomático Narsés, quien logra derrotar al rey Ostrogodo Totila, en la localidad de Umbría (centro de Italia). A Belisario, hombre de gran popularidad, Constantino lo acusa de conspirar contra él  y  de tener pretensiones al trono imperial (que, de hecho, le ofrecieron astutamente los nobles ostrogodos) y al final acabaría siendo juzgado en Constantinopla por corrupción en 562.

Finalmente la campaña de la Restauratio Imperii, llega a su culminación entre el 554 – 555, con la conquista del Reino Visigodo. Las tropas bizantinas al mando del general Liberio logran controlar el sur de España (provincia Bética). Para ese año Italia ya estaba pacificada y el Mediterráneo tras algo de más de un siglo, volvía a ser, el Mare Nostrum de los Romanos.  

Fuente: HERNANDEZ, David: N° 71 (enero, 2010) Revista: Historia, Nacional Geographic. Págs. 66-69
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Actividad:

Tras leer el siguiente texto responde las  preguntas que se presentan a continuación: (las dos primeras preguntas se escriben en sus cuadernos y serán revisadas para la próxima clase, la tercera se escribirá a modo de post en este Blog con fecha limite el jueves 06 de octubre del 2011 a las 24:00)

1) define en tu cuaderno los siguientes términos:  
a) Restauratio Imperii:
b) Herejía Arriana:
c) Hegemonía:


2) ¿Cuáles fueron las razones que movieron al Emperador Justiniano a emprender su campaña de conquista de Occidente? Justifica tu respuesta centrando en los aspectos políticos.


3) ¿qué impacto generó la invasión persa Sasánida del Rey Cosroes I a la guerra que los bizantinos estaban librando en Italia? 



4) ¿qué importancia tubo la participación del general Belisario en la campaña de expansión de Justiniano? Responde tu respuesta en un post no menos de 6 líneas